sábado, 17 de julio de 2010

QUIÉN ES CRISTO Y CÓMO ACCEDER HOY A ÉL

Luis Armendariz con su artículo quiere hacer notar las dos maneras de hacer cristología, descendente y ascendente, son dos caminos que llevan a estudiar la cristología. La descendente es conocida como tradicional o clásica, mientras que la segunda “moderna”.
La cristología descendente o clásica recurre a la encarnación del hijo eterno de Dios, se usa un lenguaje confesional más que teológico. Tiene un respaldo dogmático y ligüístico. En cierta manera esta perspectiva cristológica es irrenunciable.
A nivel teológico la cristología descendente arranca de la realidad de Dios y de su condición trinitaria. El tema central que es a la vez el problema capital, es la unión de la divinidad y la humanidad de un mismo sujeto.
Ha hechado mano de las categorías del pensamiento griego, los cuales se han convertido en categorías teológicas, llegando a ser dogmáticas. Ha pretendido mantener la verdad plena de Cristo contra quienes negaban o recortaban su divinidad o su humanidad.
La cristología descendente no puede pretender llegar a Jesús a priopri.
La cristología ascendente parte de Jesús, para remontarse desde él a su condición de Cristo y a los otros títulos que la fe le reconoce.
Esta cristología comienza con tres niveles: el Jesús del NT, se inicia por el testimonio del NT acerca de Jesús. Testimonio a partir de la Resurrección.
El siguiente nivel es a partir del Jesús de la historia. Es una distinción entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe. No se habla de dos sujetos diferentes, sino de uno solo. Este nivel está ayudado por el método histórico como único camino.
El último nivel es del hombre que se pregunta por Jesús. Llamado antropocentrismo. Esto a partir de la modernidad, donde el hombre ocupó el primer lugar. Es así que la cristología moderna recoge el reto de la modernidad, y arranca del hombre Jesús, para redescubrir no solo al Crsito de la fe, sino a Dios.
Estas dos cristologías no se puede decir que trabajan de manera alejada; todo lo contrario, en algunos puntos la cristología ascendente ha funcionado bajo fórmulas descendentes. No existe una cristología descendente que no lleve implicada una ascendente. Ambas cristologías interpelándose mutuamente se legitiman una a otra. Los dos métodos no solo se legitiman, sino se reclaman mutuamente.

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