jueves, 14 de enero de 2010

¿EL ESTRÉS DE JESÚS?

Después de leer el libro que lleva el mismo título con el que escribo este artículo, quiero hacer un comentario y dar mis puntos de vista al respecto.
El autor, Dr. Daniel López Rosetti, especialista en clínica médica y cardiólogo universitario, hace muy bien en desarrollar la situación del Jesús histórico; pues nuestra teología y nuestra Iglesia han dado mayor importancia a la divinidad de Cristo. Se aplaude esta apertura de querer dar espacio a Jesús hombre que vivió dentro de una realidad y situación de su época.
Vivir en una realidad no le ha eximido de problemas como el social, político y económico. Para el Autor estos factores le han podido llevar a tener un cuadro de estrés como a cualquier persona. El estrés es innato al ser humano, no hay vida sin estrés, pero adquiere diversos grados dependiendo de la resistencia que pueda tener la persona que lo padece. A veces el estrés es bueno (Eutrés) y en otros momentos malo (Distrés)
Evaluar las condiciones estresoras y el estrés resultante de un hombre que vivió hace 2000 años es posible, pero cuando ese hombre es Jesús requiere de un cuidado y una cautela especial. Jesús no fue un hombre más fue un hombre que cambio la historia.
Para este trabajo se ha tenido que buscar hechos, datos y circunstancias históricas, a saber testimonios que permitan asumir que nos estamos refiriendo a un hombre de carne y hueso. También se ha tomado pasajes del Evangelio en los cuales Jesús tiene contacto con la sociedad. Según las investigaciones, algunos momentos le ha causado más estrés que otros. Podemos mencionar algunos: la expulsión del templo por los abusos que se cometían, el momento de su prisión y todo el proceso de la pasión hasta llegar a la crucifixión. Es en estos momentos donde ha tenido mayor estrés Jesús, así lo refiere el Doctor, de acuerdo a sus investigaciones y estudios
Jesús ha sido una persona muy fuerte por el oficio de carpintero, el texto hace mucho énfasis en este aspecto, dicho oficio le ayudó a formar un cuerpo rudo; pues realizaba trabajos que demandaban mucha fuerza y estar en constantes viajes. Esta labor le hizo capaz de soportar el estrés, llegando a tener el Eutres. Por eso su reacción ante una situación engorrosa no era de alteración, ni de discusión; todo lo contrario, era de afabilidad, tranquilidad para responder ante cada interrogante por parte de los fariseos y sumos sacerdotes. Mucho más todavía con la gente sencilla y niños que iban hacia él.
Estos son los puntos que remarco de mucho valor en la lectura; sin embargo, el autor al querer aterrizar en algún tema concreto no le ha sido muy fácil, lo cual lo ha llevado a divagar y quedarse en el aire en su investigación. A pesar de contar con datos históricos, carece de mucha información. De todas maneras trata de llegar desde la ciencia médica, a través de las hipótesis, dar conclusiones a los temas en forma de resúmenes después de cada capítulo.
Dejando de lado las pequeñas dificultades que tiene el autor, se valora el esfuerzo de lograr este trabajo, en el cual, como decía al inicio, nos muestra una ventana más para mirar al Jesús hombre, y desde ella tratar de entenderlo. Ya que, a veces, desde lo divino cuesta entenderlo.

1 comentario:

  1. Interesante este post, al menos nos ubica en un espacio y tiempo, en una realidad indiscutible y sobre todo el reconocer a un Cristo muy humano como nosotros, por ejemplo pocas cosas conocemos de la vida temprana de Jesús, peor podemos profundizar más sobre su comportamiento y su forma de actuar en la medida que nos ubiquemos en su cultura, en sus costumbres, porque cada persona es hijo de su tiempo y de su patria, voy a citar algunos aspectos que no hemos conocido hasta hace poco que en tiempos de Jesús, a partir de los trece años, los niños varones debían empezar a cumplir con la obligación de peregrinar a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Pero era costumbre de los israelitas del interior llevarlos desde los doce años para que se habituaran al cumplimiento del precepto que les iba a obligar desde el año siguiente. La participación en las fiestas de Pascua con todo el pueblo era una forma de consagrar la mayoría de edad del muchacho. A partir de entonces, comenzaba realmente a ser un israelita, pues se entendía que israelita era sinónimo de “el que va a Jerusalén”.
    Si nos aproximamos a algunas fechas diríamos que cuando Jesús fue a Jerusalén por primera vez aún se estaba terminando de reconstruir el Templo, obra comenzada por el rey Herodes el Grande unos veinte años antes. En la construcción se emplearon materiales preciosos: mármoles amarillos, negros y blancos, piedras talladas artísticamente por grandes escultores (algunas se pueden apreciar hasta hoy), maderas de cedro traídas desde el Líbano para hacer laboriosos artesonados, metales preciosos: oro, plata y bronce.
    Por cualquier parte que uno entrara al Templo atravesaba portones recubiertos de oro y plata. En los atrios o patios que rodeaban el edificio había grandes candelabros de oro. La mayor suntuosidad estaba en el santuario, parte central del Templo. La fachada era de mármol blanco y estaba recubierta de placas de oro del grosor de una moneda de un denario. Un joven campesino como Jesús (al bajar a Jerusalén sin legiones de ángeles que la acompañaran) quedaría deslumbrado y confundido ante tantas riquezas y tantos lujos imposibles de imaginar en su aldea (la humilde Nazareth). Como suele suceder con un joven que apenas arriba a la capital de un país, en ese sentido podríamos decir que Jesús estaba recién "bajadito", ya que Nazareth en ese entonces no era muy conocido, es cierto que era una región en crecimiento más no era considerada importante.
    Lo complicado de estos temas es cuando nos ponemos delante de la teología tradicional que presenta a Jesús como una persona con una naturaleza divina y una naturaleza humana. Estas dos naturalezas habrían habilitado a Jesús para poseer una doble conciencia: como dios lo sabía todo, incluso sabía desde niño qué iba a sucederle a lo largo de su vida con todos sus detalles; y como hombre, le correspondía, como a todo ser humano, ir descubriendo y conociendo esta misión poco a poco. El gran misterio, el Todo y la nada en una misma persona?
    La propuesta dogmática es un hombre con dos conciencias, una omnisciente y otra limitada. O un dios disfrazado de hombre. O un hombre que oculta en su interior a un dios. De aceptar estas ideas, enraizadas en la filosofía aristotélica y convertidas en dogma hace siglos, la personalidad de Jesús, a muchos ha llevado a confusiones y hay quienes han caido en la herejía, simplemente porque no se puede explicar de modo racional. Pero nosotros solamente por medio de la fe podemos afirmar que Cristo es El Dios más cercano y humano que hayamos podido tener en nuestro mundo del cual saca como fundamento la Teología de la Liberación, para pensar en una teología "Desde" el lugar del pobre, del oprimido; como lo hizo el mismo Cristo al liberarnos de una cultura de pecado "Desde" nuestra condición humana.
    Pace e bene

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